sábado, 8 de septiembre de 2007

El lenguaje de Wittsgenstein en el Tractatus logico-philosophicus.


Antonio Ramirez Victorio[i]*

Comentario a Alejandro Tomasini[ii]**

A Alejandro Tomasini,
entrañable amigo wittgensteiniano
I
Hablar del lenguaje (Sprache) será hablar de proposiciones (Sätze): «la totalidad de las proposiciones es el lenguaje» (Tractatus logico-philosophicus § 4.001); así rezaría el lema implícito de la agenda metafilosófica del Tractatus de Ludwig Wittgenstein, esa espectacular articulación de elucidaciones que arcaicos señalan como la etapa del así llamado primer Wittgenstein o la primera filosofía del autor en cuestión.
Partiendo de lo que el profesor Alejandro Tomasini Bassols (UNAM) ha hecho inteligible sobre el aquel, a continuación explicitaré muy someramente (y, claro, con no poca injusticia por el espacio nunca lo suficientemente amplio para llevar a cabo tales operaciones sobre lo que Wittgenstein nos ha legado) mis impresiones en torno a lo que sospecho el autor del Tratado pretende comunicarnos en torno a cómo es el lenguaje. (Dada la complejidad que supone discernir sobre el tema del lenguaje y lo místico [das Mystische], postergo mis opiniones sobre ello para emitirlas en otra oportunidad.)

II
En el imaginario lingüístico del Tractatus se tienen Sätze y proposiciones atómicas (Elementarsatze): la conexión entre palabras, como un estado de cosas (Sachverhalt), muestra a los usuarios del lenguaje que es una conexión entre cosas nombrables a través de aquellas. Palabras y cosas -específicamente, sólo Sätze y Sachverhalten- se vinculan de manera que las Elementarsatze figuran Sachverhalten. Lo que significa Sprache comporta una pintura (Bild) de la realidad: la totalidad de lo que se entiende como Sätze, lo que se entiende como Sprache (§ 4.001).
Así, los usuarios del lenguaje predicamos, con verdad o falsedad, lo que hay por medio de pinturas que retratan, uno a uno, los acaecimientos que configuran la forma del mundo.
Con esto se anuncian cuatro cuestiones: (i) un relato atomista sobre lo que significa ‘Sprache’ (la doctrina russelliana del atomismo lógico); (ii) un relato representacionista en torno al vinculo Sprache/Welt (Mundo) (La teoría pictórico-figurativa de la tradición en la versión de Wittgenstein); (iii) un relato ontológico realista y formal en torno al mismo vinculo –según el propio A. Tomasini (Tomasini 2004: 335); y (iv) un relato formalista de ‘Sprache’.
El relato atomista asiste a Wittgenstein para que pueda llevar a cabo segmentaciones de las Sätze y Elementarsatze. Éstas, o son las que el hablante utiliza para comunicarse sobre hechos, contingentes y, eo ipso, pueden ser proferidas epistemicamente (forman parte del lenguaje significativo); o son las que no pintan Sachverhalten (expresiones fuera del lenguaje con-sentido [Sinn]), y, por lo tanto, las que no tienen sentido (sinnlos): tautologías y contradicciones, o son las absurdas (unsinnig): las que sin poder predicarse epistemicamente encarnan las tractatarianas pseudoproposiciones (Scheinsätze). Por asombroso que suene, son proposiciones de esta naturaleza las que los filósofos habremos de utilizar –según el dictum tractariano- para hacer patente la estructura que, en el fondo, comparten Sprache y Welt -o las que, al menos Wittgenstein usó para tal propósito. En este horizonte, el filósofo no elabora doctrinas sobre el lenguaje, lo aclara para disipar la niebla de sus usuarios. Y, ciertamente, esto lo sabe y hace Tomasini.
Se lee en el Tractatus:

«La proposición muestra lo que dice; la tautología y la contradicción, que no dicen nada. La tautología carece de posibilidades veritativas, dado que es incondicionalmente verdadera; y la contradicción no es verdadera en condición alguna. Tautología y contradicción carecen de sentido. (Como el punto del que parten dos flechas en dirección opuesta.)
(Nada sé, por ejemplo, sobre el tiempo, si sé que llueve o no llueve.) » (§ 4.461)

Sätze son combinaciones lógicas de Elementarsatz. Unas y otras, no se olvide, no refieren más que a los hechos, los figuran. En Conferencia sobre ética, Wittgenstein aducía que «[...] nuestras palabras sólo expresan hechos, del mismo modo que una taza de té sólo podrá contener el volumen de agua propio de una taza de té por más que se vierta un litro en ella».)
Junto a estas, Wittgenstein señalaba ya en Notas sobre lógica (1913) la presencia de los nombres (Names): «Los nombre son puntos, las proposiciones flechas -ellas tiene sentido-. El sentido de una proposición viene determinado por dos polos verdadera y falsa.»
Pero, «¿cómo es eso que una proposición es un retrato?» (Tomasini 2004: 334), se pregunta Tomasini.
El Tractatus manifiesta que nosotros nos «hacemos figuras de los hechos. Las figuras son también hechos. La figura y lo figurado comparten la estructura (…)» (§ 2.1); y que la «figura lógica de los hechos es el pensamiento» (§ 3) como la «totalidad de los pensamientos verdaderos es una figura del mundo» (§ 3.01). Sospecho que lo que Wittgenstein está tratando de argumentar es que disponemos de un comportamiento identificado por hacer retratos de aquello que estamos entendiendo por ‘Welt’, que una disposición tal genera sentido siempre y cuando nuestros retratos se ensamblen consistentemente con el acaecerse de los hechos, pero no cuando profiramos tautologías o contradicciones:

«Tautología y contradicción no son figuras de la realidad. No representan ningún posible estado de cosas. Porque aquella permite cualquier posible estado de cosas, ésta ninguno. En la tautología, las condiciones de coincidencia con el mundo -las relaciones representativas- se neutralizan entre sí, de modo que no está en relación representativa alguna con la realidad. » (§ 4.462)

Tomasini piensa que el supuesto pictórico proviene
«[...] de una lectura especial del lenguaje formal reforzada por la intuición de que tiene que tiene que haber alguna conexión esencial entre el lenguaje y la realidad. [Y] es porque cualquier proposición, del lenguaje que sea, tiene su propio esqueleto lógico que todas las proposiciones genuinas son retratos. No hay, pues, ninguna proposición genuina que no sea un retrato de algún hecho. Dicho de otro modo: la función lógica del lenguaje, su única función, su función primordial, es retratar hechos, lo cual quiere decir enunciarlos y es porque hay conexiones esenciales entre el lenguaje y la realidad que se pueden extraer conclusiones “metafísicas” acerca del mundo como un todo. Por ejemplo, dado que la función lógica del lenguaje es representar la realidad y el lenguaje tiene un carácter extensional, es decir, se descompone en proposiciones elementales, podemos inferir que la realidad se compone de hechos simples. Así, en su primera parte, el Tractatus contiene una “metafísica”, el atomismo lógico.»

‘Sprache’ será otro modo, pues, de decir ‘topografía ontológica’; los límites de uno son los del otro –y la filosofía emerge por causa de la pulsión de desoír tal verdad. Ciertamente, ‘existencia’ y ‘realidad’ no son sinónimos (§ 6.522 señala una distinción). Decir que algo es de un modo o de otro es algo así como lidiar con los propias fronteras que la así llamada ontología nos habría dispuesto. Empero, lo que queda patente es el sedicioso –para el modernismo- presupuesto según el cual ya nunca más podrá hacerse de cuenta que Sprache es una palabra cuya omisión en nuestras cavilaciones nos dejará libres de nefastas consecuencias metafísicas y científicas, como lo hemos reiterado muchas veces Tomasini y yo. El modelo de la conciencia tendría que, necesariamente, devenir caduco.
Wittgenstein advierte:

«El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas.» (§ 1.1)
«Los hechos en el espacio lógico son el mundo. (§ 1.13)

Algo harto sugestivo -y no poco perturbador- es que en el Tractatus se manifieste que Welt y Sprache comparten un armazón lógico, por un lado, y que «una proposición sólo puede decir cómo es una cosa, no lo que es» (Tractatus § 3.221). Wittgenstein estaba tratando de persuadirnos que pensar lo que significa ‘Sprache’ es pensar necesariamente en algo que vendría anexado al expediente de lo que consideramos ontológicamente decible. De esta forma, lingüistas y semejantes se verían en la obligación de circunscribir un programa de disquisiciones de tamaña envergadura esencialista y, así, podrían esgrimir buenas razones en torno a eso que hace conexión con aquello a lo que refiere la palabra ‘Sprache’.
Tomasini va por buen camino cuando afirma que

«La “ontología” del Tractatus es una ontología realista, solo que puramente formal. ¿Qué quiere decir eso? Que se nos dice cómo es la realidad, sólo que únicamente desde un punto de vista lógico. i. e., sin especificar absolutamente nada. Esto puede parecer una broma, pero no lo es: es un resultado que brota de la lectura correcta del simbolismo lógico.» (Tomasini 2004:335. Entrecomillado del autor)

Finalmente, ha de saberse que la perspectiva de lo que significa ‘Sprache’ en Wittgenstein, es la perspectiva de quien anda pensando en la lógica como el expediente primordial que ha de ser anexado a nuestras investigaciones genéricas del significado de ‘Sprache’. Como bien ha señalado Tomasini:

«En el Tractatus, Wittgenstein presenta de manera decantada la concepción del lenguaje que emana de la plataforma constituida por la lógica formal, la lógica matemática. Ésta quedó entendida como formada por tres grandes “cálculos”: el cálculo proposicional, el cálculo de predicados y la teoría de las clases o conjuntos. Son varios los “supuestos” del primer Wittgenstein, pero uno es particularmente importante, a saber, que el lenguaje es o que es porque satisface los requerimientos que la lógica impone. No podría haber un lenguaje que fuera lógicamente errado. Por ello, si queremos comprender el lenguaje de la manera más abstracta posible, tenemos que estudiar no idiomas particulares, sino examinar los rasgos lógicos del lenguaje, puesto que éstos son sus rasgos necesarios, es decir, los de cualquier lenguaje posible. Ahora bien, esto, obviamente, no es algo que se logre por intuiciones, adivinando. Lo que se tiene que hacer es examinar el comportamiento lógico del lenguaje y esto es algo que se logra sólo si nos fijamos en el simbolismo lógico mismo, porque este simbolismo es el mismo para todos los lenguajes. Y, ¿qué es lo que nos indica dicho simbolismo? Muchas cosas, pero una particularmente importante, viz., que las proposiciones son básicamente retratos de hechos. Esta es la idea nodal de la así llamada ‘Teoría pictórica’.» (Tomasini 2004: 334-5. Énfasis y entrecomillado del autor)

III
Pienso no sólo que no hay duda de que la característica más específica de la práctica filosófica durante el siglo XX –y más- haya sido la extraordinaria atención que se dedica a la cuestión del lenguaje. (Hottois 1999: 329), sino que una tendencia semejante es saludable. Contra una historia espuria de aproximadamente veinte siglos en los que nuestras elites filosóficas han sido encantadas por la hipóstasis de palabras -sí, de palabras y nada más- tales como Alma, Idea, Pensamiento, Conciencia, Mente y demás supercherías propias del inútil mentalismo (incluido el que adscriben apresurados lingüistas y psicólogos, formen o no parte de las caducas sectas chomskyanas), la filosofía del lenguaje wittgensteiniana ha llevado a cabo efectivas operaciones reconstructivas, unas estrategias que nos procuraron para revaluar con justicia la gravitación filosófica o científica del lenguaje. (Claro, más con las Philosophische Untersuchugen (1953) que con el Tractatus logico-philosophicus (1922). Y sin embargo es sólo con el segundo que puede entenderse el primero.)

III
Alejandro Tomasini y yo[iii] no podríamos disentir en lo anterior. Además, estamos disentir de en la intuición según la cual luego de Wittgenstein y el Tractatus nada en filosofía podrá seguir siendo del mismo modo. Pero y ante todo, estaríamos deacuerdo en que –seguro junto a otros tan diversos lectores de Wittgenstein como G. P. Baker, G. E. M. Anscombe, P. M. S. Hacker, D. Pears, I. M. Copi, R. Rorty, J. Hintikka, C. Diamond, B. Russell, J.O. Urmson, J. P. Griffin, M. Black, S. Mouffe, P. Winch, A. Kenny, J. Austin, S. Zizek, E. Stenius o G. H. von Wright, D. Keyt- todavía queda demasiado por decir en torno a el Tractatus.[iv]

[i] Presidente del Comité Directivo del Círculo peruano de Investigaciones filosóficas y transdisciplinarias Diaporein, miembro del Seminario de Filosofía de la UFM (Guatemala), investigador-estudiante del Instituto de Investigaciones del Pensamiento Peruano y Latinoamericano de la UMNSM(Perú), Coordinador del Grupo de estudios iberoamericanos en filosofía analítica y miembro de la Escuela de Filosofía de la misma universidad. Ha defendido ponencias en certámenes especializados en filosofía, epistemología, lingüística, psicología, política, estudios culturales, etcétera. Con publicaciones de artículos en revistas especializadas del Perú y el extranjero, actualmente desarrolla proyectos editoriales y de investigación con profesores de instituciones como el GIFHC de la UFRGS (Brasil), el GEP de la UNAV (España), el Dpto. de Humanidades de la UTEM (Chile), el Dpto. de Ciencia política de la UBA (Argentina), la Universidad de Purdue (EE.UU) y de la UCPel (Brasil). Asistió las recientes ediciones de las revistas de investigación en humanidades y filosofía Logos Latinoamericano, Patio de Letras, Escritura y Pensamiento, y se encargaactualmente de coordinar la edición de comunicación Revsta del Dpto. de Comunicación social de la UNMSM.
[ii] Esta paper constituye mi intervención como panelista en la conferencia “El Tractatus logico-philosophicus. La primera filosofía de L. Wittgenstein”, a cargo de Alejandro Tomasini (UNAM), evento organizado por Diaporein Círculo peruano de investigaciones filosóficas y transdisciplinarias. Sala 13C, Facultad de Letras, UNMSM, Noviembre, 2005.
[iii] Mis interpretaciones de la metafilosofía wittgensteiniana y mi visión sobre el lenguaje y la filosofía, en general, puede ser examinada en algunos de mis siguientes trabajos: “Wittgenstein sobre el dolor. Comentario a Javier Vidal”, paper leído en el panel de la Conferencia Wittgenstein y el dolor propio: pintura e imagen del dolor, a cargo de Javier Vidal (Universidad de Navarra, España), UNMSM, diciembre, 2006; “Criterio, verificación y modo de ver en Wittgenstein”, ponencia leída en el Seminario Lecturas Wittgenstein, UNMSM, enero, 2006; “Sobre investigaciones gramaticales o lo que la lexicología podría heredar de L. Wittgenstein”, ponencia preparada para el II Congreso Internacional de Lexicología y Lexicografía "Pedro Benvenutto Murrieta", Instituto Porras Barrenechea, abril, 2007; “Wittgenstein como consejero filosófico: hechizo, técnica, inocuidad y perspicuidad”, ponencia leída en el I Encuentro nacional de práctica filosófica, UNMSM, febrero, 2007; “Wittgenstein sobre el pseudoproblema de la libertad”, paper leído en el panel de la Conferencia Wittgenstein y la autonomía de la voluntad: la presencia del pragmatismo, UNMSM, marzo, 2007; “Davidson, significado y acciones”, ponencia leída en el Coloquio Interpretaciones de Davidson: mente, significado y verdad, PUCP, agosto, 2006; “¿Epistemología(s) de la comunicación? Sentido, posibilidad y perspectivas”, ponencia leída en la Mesa redonda Sobre epistemologías de la comunicación, UNMSM, junio, 2007; “M. Dummett, T. Nagel y el lenguaje”, ponencia leída en la Mesa redonda de epistemología de la lingüística ¿Qué es esto, el lenguaje?, UNMSM, junio, 2007; “Wittgenstein, las Philosophische Untersuchugen y el lenguaje”, ponencia leída en el III Seminario Introductorio de filosofía y lenguaje En torno al lenguaje, UNMSM, julio, 2006; “Wittgenstein, Carnap y el sentido de ‘unsinnig’”, ponencia leída en la Mesa redonda “Por qué filosofía analítica”, UNMSM, febrero, 2006; “El dogma del significado. Menos Quine, más Wittgenstein”, ponencia leída en el I coloquio peruano de filosofía de las ciencias Significado, relativismo e interpretación. Entre Frege, Quine y Davidson, UNMSM, noviembre, 2005; “Interculturalidad sin dogmas: ontologías verbalizadas, juego-de-lenguaje y pluralismo epistemológico”, ponencia leída en el III Encuentro Interculturalidad y bilingüismo en la formación de recursos humanos, UNMSM, 2006; “Elucidación y valor de la gramática de ‘lenguaje/saberes/cultura’”, en Logos latinoamericano Revista de filosofía, Lima, Año 1, Nº 6, 2006; “En torno a algunas oposiciones aristotélicas. Breve exposición lógico-semiótica de los capítulos 5 y 6 del libro X de la Metafísica (1) de Aristóteles”, en Thelos Revista de humanidades, Chile, Nº1, Marzo 2005; “Hacer filosofia em Peru em torno a la gramática de ‘lenguaje/saberes/cultura’”, Razão e Fé Revista inter e transdisciplinar de Teologia, Filosofia e Bioética, Brasil, Volume 7, Nro. 2 - Julho - Dezembro 2005.
[iv] La bibliografía ha sido añadida al paper original por solicitud de los editores de Habla.

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