sábado, 8 de septiembre de 2007

Sufijos en jacaru


Marco A. Ferrell Ramírez

Como en toda disciplina, en la Lingüística los hechos o información que se hayan establecido en determinado momento están sujetos a revisión, a refutación, a mejora o perfeccionamiento. Tal es lo que ocurre con la morfología del jacaru, proceso continuo desde la publicación de los trabajos pioneros de la Dra. Martha Hardman (lingüista estadounidense), que empezaron en la década de 1960 y se concretaron en 1966 con la publicación de su obra Jaqaru: Outline of Phonological and Morphological Structures, cuya versión en español apareció en 1983 (véase Bibliografía). El siguiente hito fue el Vocabulario Jacaru-Castellano Castellano-Jacaru Aimara tupino (véase Bibliografía), de la profesora peruana Neli Belleza Castro.

Estas dos obras cubren el espectro principal del estudio de la lengua: la primera se ocupa de la fonología y la gramática, en tanto la segunda se ocupa del léxico (hasta antes de su publicación sólo había vocabularios parciales, pequeños). Hay que añadir que el Vocabulario de Belleza trae un componente que justifica su mención en el contenido esencial de este artículo: es uno de los pocos diccionarios (posiblemente el único en el Perú) que junto a las palabras incluye los elementos gramaticales de la lengua (muchos sufijos y un prefijo), colocados en el lugar correspondiente según el orden alfabético.

Sorprendentemente, el trabajo de Neli Belleza aporta más elementos gramaticales que el mencionado libro de la Dra. Hardman y la corrige en más de un caso; pero el avance de los estudios e investigaciones demuestra que aunque en el Vocabulario la identificación semántica o funcional de los sufijos es correcta, su delimitación (resultado de análisis o segmentación) es imprecisa en algunos casos. También podemos decir que por ahí a Belleza se le fue (no incluyó) algún sufijo que la Dra. Hardman tampoco vio.

Aun cuando la tarea de una gramática definitiva del jacaru es tarea pendiente, debemos mencionar que investigadores como el Dr. Rodolfo Cerrón-Palomino[1] han contribuido a aclarar el panorama. Neli Belleza continúa con su recopilación —mayormente léxica pero que ha brindado frutos también en la gramática—, lo que permitirá una edición mejorada de su Vocabulario.

Los sufijos que aquí citamos y comentamos, a excepción del primero (“-ni-”), aparecen en la obra de Neli Belleza y aquí los transcribimos para análisis y comentario.

-ni-. suf. cislocativo, que en un verbo indica movimiento que empieza del lugar donde está el hablante.

Este sufijo no está registrado en el Vocabulario de Belleza; ella lo recuperó en un relato. Ejemplo: illninha ‘iré a ver’, diferente de illanha ‘veré’. Debemos mencionar que este morfema del paradigma verbal ha perdido productividad en jacaru; en la práctica sólo se usa con el verbo illa (‘ver’, ‘mirar’). Su cognado aimara, que tiene la misma forma, sí es productivo y conserva los dos significados originales: movimiento a partir del lugar en que está el hablante y movimiento hacia el hablante. Así tenemos en aimara thuqunija ‘iré a bailar’ (‘bailaré’ sería thuquja) y jark’aniña ‘ir a atajar’ o ‘venir de atajar’ (como vemos, el -ni- aimara tiene mucho paralelismo con el -mu- quechua).

-ri. suf. agentivo. En las palabras con -ri, sean raíces verbales o verbalizadas, podemos distinguir los siguientes usos: a) agentivo, señala a la persona que realiza la acción significada en la raíz del verbo: wasiri = caminante, el/la que camina; aliri = comprador(a), paliri = el/la que come, irpshuri = el/la que saca; b) indica finalidad: nuriri ujtktha = vengo a trabajar, niwniri mawi = se fue a robar, thariri ujtqhtna = regresamos a arar; c) asociado con el sufijo -wa- (3) expresa la idea de poder o soler: ar-riwktna = podemos hablar, solemos hablar; janwiriwki = puede aparecer, suele aparecer; walriwkta = puedes correr, sueles correr; maqhriwana = podía regresar, solía regresar (aquí la última sílaba de maqhriwana es -na (5); d) indica lugar o ubicación: jalshkiri = salida (área o sector que se encuentra al salir de un pueblo, etc.), napiwkiri = zona de nieve, kawkirmashisa = ¿dónde es?, ¿qué parte es?; ukarmashipha = por ese lado, warajawkiri = lugar donde están las estrellas. V. -li, -kiri, -mashi (2).

Aun cuando siglos atrás Bertonio (1603) había señalado que la forma de este sufijo de participio de presente o participio activo —o agentivo, como se dice modernamente— es -ri, que nominaliza verbos e interviene en la formación de ciertas oraciones subordinadas, siempre faltó claridad en la descripción, por lo cual cuando Martha Hardman (1983: 122, 126, 127, 128, 179, 180, 213) sostuvo que más bien era -iri, la mayoría de lingüistas dio por buena la descripción. Años después Ferrell (1996: 447) proporciona argumentos y ejemplos para fundamentar que la forma es -ri, no -iri, interpretación que posteriormente es reforzada con argumentos definitivos (Cerrón-Palomino 2000). Lo central para explicar el caso es la influencia de la asimilación regresiva; en aimara y en jacaru, ‘el que bebe’ es umiri, de uma ‘agua’ y -ri, donde notamos que el rasgo de vocal alta y palatal de /i/ se ha transmitido a la vocal final de uma y la ha cambiado a /i/. Ahora bien. Si en vez de /a/ la vocal de la raíz es /u/, normalmente no se produce el fenómeno de armonía vocálica, y así tenemos que ‘cazador ‘ o ‘agarrador’ es en ambas lenguas katuri, no katiri (¡pero en jacaru ya se conoce la forma katiri!). Finalmente, el verbo común a ambas lenguas aimaras ma- ‘ir’ tiene su agentivo miri en aimara antiguo; que es mari, sin asimilación regresiva, en el jacaru de Cachuy (cauqui) (Belleza, Ferrell y Huayhua 1992), y mali (con lambdacismo) en el jacaru de Tupe.

-ru (1) suf. a, hacia; para. Ej.: Trujilluru mani = irá a Trujillo, kupiru = a la derecha, hacia la derecha; yakawtha jaqiphru phityhu = di a su dueño el prendedor, akha jumaru apawi = trajo esto para ti (la aspiración de akha es huella de -ja (1)).

-ru (2) suf. a) hacia adentro; hacia abajo, a un hueco; meter: ayuru = meter (objeto alargado), ikhuru = arrear hacia adentro[…]; b) acción momentánea, acción de un momento: ikuru = dormir un momento, tomar una siesta; umuru = tomar aunque sea un poco […]; c) ponerse (ropa, prenda, collar, etc.): iluru ponerse ropa, katruru = ponerse manta […].

En estos dos sufijos son correctas las formas presentadas por Belleza. De las dos, la primera no ofrece ninguna dificultad de identificación. En cuanto a la segunda, utilizada con verbos, surgió también la duda de si el morfema empezaba en vocal (-uru), como lo presentaba Martha Hardman (1983: 82, 230), o si su segmento inicial era una consonante (-ru). El Vocabulario de Belleza se inclina por -ru pero para orientación del lector admite -uru como variante gráfica que remite a -ru. El análisis demuestra que el sufijo empieza en consonante (/r/) y que en -uru la primera /u/ es reflejo de la segunda (armonía vocálica, como en el caso de -ri). La mejor demostración de que la primera /u/ de -uru corresponde a la raíz y no al sufijo es que tiene el comportamiento propio de las vocales finales de raíz que desaparecen, se eliden, ante ciertos sufijos. Por ejemplo, a partir de la raíz que significa ‘sembrar’, ‘cultivar’, que es ima —nótese que la vocal final es /a/—, se forma el verbo imuru ‘sembrar dentro de un hoyo’ (esto es, ima + ru = ima-ru > imu-ru): si en jacaru deseamos expresar “sembrar dentro de un hoyo es bueno” diremos imruqa amruwa (que en imruqa nos deja con el -ru mondo y lirondo), no imuruqa amruwa (entendible pero menos usual), que es lo mismo que acaece con el verbo chanqara[2] ‘practicar abertura a golpes’, con el que tendríamos chanqraqa jaskiwa ‘practicar abertura a golpes es fácil’, sintagma en que la vocal que está ante el sufijo se elide (aquí en vez de -ru es -ra el sufijo que causa la caída de la vocal precedente, como hemos visto en imuru e imruqa amruwa). Por si faltase algo, va un dato diacrónico: en jacaru y en aimara “faja” se dice wak’a. Pues bien, en Bertonio (1984 [1612]) encontramos “Faxarse: Huakarusitha”, que en aimara moderno debiera ser wak’arusiña[3] y que hoy en jacaru es wak’uru, en lo que claramente observamos que en el aimara antiguo el sufijo -ru no causaba ningún cambio en la vocal precedente, lo cual sí ocurre en jacaru. Si no se entiende esto y teniendo a la vista wak’uru decimos que la raíz es wak’- y el sufijo es -uru, estaríamos cerrando los ojos ante los datos históricos de la lengua.

-shi. suf. se, a sí mismo(a), uno(a) mismo(a); uno(a) a otro(a). Ej.: ishqishi = taparse con la frazada, k’umtyishi = quererse (uno(a) a otro(a)), niwnishi = robarse (uno(a) a otro(a)), ñajch’ishi = peinarse.

El comportamiento de -si, el cognado aimara del jacaru -shi, nos hace ver que el sufijo empieza en consonante y no es -ishi, como sostienen otros (Hardman 1983: 85, 86, 214). Ilustremos con ala-, que en aimara y jacaru significa ‘comprar’; añadiendo los sufijos a esta raíz obtenemos en jacaru alishi- (‘vender’) y en aimara alasi- (‘comprarse’, ‘comprar para sí’), lo cual demuestra que en la lengua del altiplano collavino no influyó la armonía vocálica por asimilación regresiva y, por tanto, la /a/ final de la raíz no cambió, cosa que sí se ve en jacaru (en lugar de *alashi- tenemos alishi-).

-shu (1) suf. tiene los siguientes usos: a) todo, todos(as): saktr’shu = amarrar todo el ganado, […]; b) terminar: wajshu = terminar de echar o dispersar (semilla) […]; c) sacar: ayshu = sacar palos u objetos alargados, wanqshu = sacar palanqueando […]; d) forma verbos a partir de adjetivos o sustantivos: q’asshu = agriar(se), ponerse ácido(a); achakshu = envejecer (varón o animal macho). V. millk’shu.

-shu (2) V. -shushu.

-shushu. suf. habiendo (hecho, cultivado, comido, etc.). Ej.: jiwayshushu jiwawi = habiendo matado murió, palshushu ikatawi = habiendo comido se durmió, atha tashkushu imiri maki = habiendo recibido la semilla se va a sembrar […]. V. -kipatya, -kushu.

-ushu V. -shushu.

Esta serie de segmentos con base en -shu se toman también del Vocabulario de Belleza. Para simplificar diremos que estos sufijos verbales se comportan de la siguiente manera: 1) como derivativo que se adhiere a la raíz provocando que esta pierda su vocal final, según vemos en saktr’a ‘amarrar a un palo o estaca’ que con -shu da saktr’shu ‘amarrar todo el ganado’, juni ‘escarbar’ más -shu que nos da junshu ‘sacar escarbando’, paki ‘romper’, ‘quebrar’ más -shu da pakshu ‘romper todo’, ‘quebrar todo’; 2) como gerundio perfecto (acción terminada) se aplica al verbo no eliminándole su vocal final sino —por armonía vocálica— cambiándola a /u/, así: paki más -shu gerundio da pakushu ‘habiendo roto’, ‘habiendo quebrado’; junshu ‘sacar escarbando’ más -shu da junshushu ‘habiendo sacado escarbando’. Como vemos, combinándose con cualquier verbo este sufijo de gerundio -shu da la terminación -ushu con alguna excepción[4]. Por lo anterior, en una nueva edición del Vocabulario debe considerarse dos sufijos -shu: primero el -shu (1), que conserva su contenido descriptivo; y el segundo es el -shu (2) gerundial que acabamos de explicar. Siendo así, derivamos dos conclusiones: a) el -shu (2) del Vocabulario no debe remitir al segmento complejo -shushu, que hemos visto ser nada más que aplicación sucesiva de -shu (1) y shu (2); b) -ushu se conservaría en el Vocabulario sólo como una guía icónica que ayude a lidiar con multitud de palabras que tienen tal terminación, pero no como representación de un morfema simple o de un complejo morfemático, puesto que -ushu es un segmento gramatical incompleto (a diferencia de cualquiera de los -shu o de -shushu, que sí son algo definido), no completo, como plantea Hardman (1983: 120, 147, 190, 191).

Comentario final. Las observaciones expuestas en el presente artículo se formulan con la expectativa de contribuir al mejor entendimiento de la morfología del jacaru y de la familia lingüística aimara, y también como propuesta para una siguiente edición del Vocabulario de Neli Belleza. Volviendo a las palabras iniciales, en el sentido de que los conocimientos de cualquier disciplina están sujetos a cambio, refutación o perfeccionamiento, es necesario decir que, lamentablemente, no todos comparten este punto de vista y consideran que los trabajos por ellos publicados establecen verdades permanentes, inmutables; tal es el caso de la Dra. Martha Hardman, quien en su primer libro (1966 en inglés y 1983 en español) cometió diversos errores, comprensibles en un trabajo que abre camino, pero inaceptables si los volvemos a encontrar 17 años después, como pudo comprobar el autor, que escribió una reseña (Ferrell 2002) en la que se hizo un análisis amplio de la nueva edición del libro de la investigadora estadounidense (Hardman 2000). Para un sano desarrollo del conocimiento y de la ciencia, no se puede creer que sólo está bien lo que uno publica, sin mirar lo que otros hacen ni tomar nota de ello[5].




Bibliografía

Belleza Castro, Neli
1995 Vocabulario Jacaru-Castellano Castellano-Jacaru Aimara
tupino, Cusco, Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas.

Belleza Castro, Neli; Ferrell Ramírez, Marco; Huayhua Pari, Felipe
1992 Jaqaru Iskriwitkuna Jaqi Aru Qillqatanaka / Kachyath jaqaru
iskriwitkuna Kachuyatha jaqi aru qillqatanaka, Lima. Edición fotocopiada de textos de jacaru de Cachuy con versión en jacaru de Tupe y en aimara.

Bertonio, Ludovico
1603 Arte breve de la lengua aymara para introdvction del arte grande
de la misma lengua, Roma, Luis Zannetti.
1984 [1612] Vocabvlario de la lengva aymara, Cochabamba, CERES, IFEA y
MUSEF. Edición facsimilar.

Cerrón-Palomino, Rodolfo
2000 Lingüística aimara, Cusco, Centro de Estudios Regionales
Andinos Bartolomé de las Casas.

Ferrell Ramírez, Marco Aurelio
1996 “Textos aimaras en Guaman Poma” en Revista Andina, año 14,
N.o 2, Cusco, Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, pp. 413-54.
2002 “Martha Hardman” en Lexis, vol. XVI, N.o 1, Lima Dpto. de
Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 233-37.

Hardman J., Martha
1966 Jaqaru: Outline of Phonological and Morphological Structures,
La Haya, Mouton & Co.
1983 Jaqaru Compendio de estructura fonológica y morfológica, Lima,
1983, Instituto de Estudios Peruanos e Instituto Indigenista Interamericano.
2000 Jaqaru An outline of Phonological and Morphological Structures,
La Haya, Mouton & Co.
[1] Su aporte ha sido decisivo en el esclarecimiento de la naturaleza de las vocales cortas y largas del jacaru y en el importante papel que tiene la armonía vocálica en la segmentación de los sufijos.
[2] En el Vocabulario aparece chanqara como derivado de chanqi ‘golpear con piedra o martillo’. La /i/ final de chanqi es variante de /a/, que es lo que tiene la correspondiente cognada en quechua. El cambio no condicionado a > i es muy frecuente en lenguas aimaras en raíces y sufijos, pero no está sujeto a reglas.
[3] Al haberse debilitado mucho el uso de este sufijo verbal -ru —que como en jacaru se usaba en verbos de ponerse prenda—, la forma wak’arusi- de Bertonio (‘fajarse’, ‘ponerse faja’) ya es desusada en aimara contemporáneo; hoy se dice simplemente wak’asi- (sería wak’ishi en jacaru si no fuese porque tiene wak’uru) .
[4] El gerundio perfecto del verbo saja ‘decir’ no es sajushu sino sashu; mientras que si a saja le aplicamos el -shu (1) (a)) de Belleza tenemos sajshu ‘decir todo’.
[5] En bibliografía de la edición de 2000 de su libro, Martha Hardman no incluye ni el Vocabulario de Neli Belleza, publicado cinco años antes, ni los esclarecedores artículos que sobre el jacaru y la familia lingüística aimara que para esa fecha había publicado el Dr. Rodolfo Cerrón-Palomino.

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